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¡Yo te quiero con vida! La importancia de cuidar de los nuestros.

Por: Subdirección de Calidad del Área de la Salud

Como ya se ha hablado en el blog anterior, la salud mental es un tema prioritario no solo a nivel de Salud Pública, sino también a nivel interpersonal. Las situaciones que una persona vive a lo largo de su vida le marcan, ya sea de manera positiva o negativa.

Los seres humanos nacen con una carga genética, se desarrollan y van formando vínculos; estos factores los van influyendo poco a poco y al finalizar la adolescencia ya se han convertido en un ser relativamente completo. Claro que, con el paso de los años, aún van aprendiendo, cambiando, determinando y decidiendo pero, hasta este punto, el inicio de la vida se ha formado.

Fuente: Freepik

¿Qué sucede cuando, en todo este proceso de formación, la mente, el organismo o hasta las relaciones los afectan de manera negativa? Se intentan adaptar pero, ¿y si algo falla y empieza a afectar todas sus esferas de la vida? Se ven en una encrucijada, intentan “salir adelante”, “echarle ganas”, “dejar de pensar en eso”, “encomendarse a tal o cual santo”, incluso “a ocuparse en algo”, pero no piensan en buscar ayuda profesional o no saben cómo hacerlo.

De repente, sienten que todo se viene encima, que todo es difícil, que no podrán resolverlo, que es más fuerte que ellos, y empiezan a buscar salidas a todo esto; encontrando así el alcohol, el tabaco, alguna droga ilegal, los videojuegos, las relaciones insanas, el aislamiento, la comida, los excesos, la obsesión al trabajo, etc. Y esto no para aquí, repentinamente empiezan a pensar en el suicidio, en que todo al fin acabe.

Las amistades, familiares y compañeros no se dan cuenta, no alcanzan a percibir lo que sucede, no comprenden cuando les cuentan lo que sienten y después solo evitan hablar de eso, se aíslan y creen que no tiene importancia.

Entonces, como amigo o familiar ¿qué debo de hacer para apoyar a alguien en esta situación? La respuesta a esta pregunta no es tan simple y directa. La salud mental es un tema sensible y aún existen muchos tabúes y prejuicios; entonces, lo primero sería detectarlo, identificar las señales de alarma que la persona afectada tiene y los factores de riesgo que pueden contribuir a esto.

El que una persona opte por el suicidio, o el intento de suicidio, viene dado por un conjunto complejo de factores de riesgo biológicos, sociales, ambientales y psicológicos.

Fuente: Freepik

Estos factores son entonces específicos de cada individuo y nos indican un mayor riesgo, mas no un peligro inmediato. Algunos de los principales factores son: intentos previos de suicidio, trastornos del estado de ánimo, consumo de alcohol y/o sustancias, dolores crónicos, entre otros.

Las señales de alarma son más evidentes y nos indican un riesgo inmediato, por ejemplo: hacer planes detallados de suicidio, poner en orden papeleos y documentos, compartir información legal privada, hablar reiterada y abiertamente del tema de muerte o suicidio, despedirse de amigos o familia, hablar de sí mismo como si no fuera a estar en un futuro próximo, cambios notables de ánimo, descuidar la apariencia o higiene, acopio de medicamentos o incluso conseguir un arma.

Estas situaciones afectan mucho a las personas con pensamientos suicidas. Es importante pensar en no estigmatizarlos, ya que pueden tener un trastorno como ansiedad, depresión o consumo de alguna sustancia. Aunque no necesariamente, esto también puede deberse a que ciertas situaciones en la vida los hayan llevado a ese punto, siendo importante apoyarlos siempre.

Todo esto parece fuerte, ¡y lo es!, pero si somos EMPÁTICOS puede ser una carga menos para quien tiene estos pensamientos: escucharlos sin juzgar, respetar a las personas (sus pensamientos, acciones o decisiones) y tratarlos como lo que son, un ser humano. Es importante es mostrarles que estamos para ellas, que no están solas, que pueden salir adelante, que hay mucho por hacer y que no es el fin.

El punto es que de lo que más tenemos que hablar es de los temas más difíciles, pues al hablarlos contribuimos a comunicarlo, a buscar soluciones y colaboramos para que esto mejore.

Si estás pasando por una situación difícil, acércate a alguien de tu confianza y cuéntale, pídele que te apoye buscando ayuda profesional y busca realizar actividades de esparcimiento, así como evitar conductas de riesgo.

¡Yo te quiero con vida!

Blog en colaboración con: Psic. Ana Laura Adame Rodríguez.

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