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El espectro autista

Por: Subdirección de Campos Clínicos del Área de la Salud

Es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación, también comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos.

El término «espectro» en el trastorno del espectro autista se refiere a un amplio abanico de síntomas y gravedad.

Suele confundirse con otros síndromes, como el síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil y una forma no especificada de trastorno generalizado del desarrollo. Algunas personas aún utilizan el término «síndrome de Asperger» que generalmente se considera que está en el período final leve del trastorno del espectro autista.

El trastorno del espectro autista comienza en la primera infancia y, a la larga, provoca problemas para desenvolverse en la sociedad; por ejemplo, en situaciones sociales, en la escuela y el trabajo. Aparece a los 2 años de edad, llevando un desarrollo normal anteriormente.

Fuente: Freepik

Síntomas
Algunos niños presentan signos del trastorno del espectro autista en la primera infancia, como menor contacto visual, falta de respuesta cuando los llaman por su nombre o indiferencia ante las personas responsables del cuidado.
Otros niños pueden desarrollarse normalmente durante los primeros meses o años de vida, pero repentinamente se vuelven introvertidos o agresivos o pierden habilidades del lenguaje que habían adquirido. En general, los signos se observan a los 2 años.
Es probable que los trastornos del espectro autista tengan un patrón de comportamiento y un nivel de gravedad únicos en cada niño, desde un funcionamiento bajo hasta uno alto.
Algunos niños con trastornos del espectro autista tienen dificultades de aprendizaje y algunos presentan signos de inteligencia inferiores a lo normal. Otros niños con este trastorno tienen una inteligencia entre normal y alta, aprenden rápido aunque tienen problemas para comunicarse, aplicar lo que saben en la vida diaria y adaptarse a situaciones sociales.
Debido a la combinación única de síntomas que presenta cada niño, a veces puede ser difícil determinar la gravedad. En general, se basa en el nivel de deterioro y en cómo afecta la capacidad de desenvolverse.

Signos frecuentes que tienen las personas con trastornos del espectro autista

Comunicación e interacción social
Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista puede tener problemas con la interacción social y las habilidades de comunicación, incluso presentar cualquiera de los siguientes signos:

  • No responde a su nombre o, en ocasiones, parece no escucharte.
  • Se resiste a los abrazos y las caricias; además, parece que prefiere jugar solo y se abstrae en su propio mundo.
  • No suele hacer contacto visual y carece de expresión facial.
  • No habla o tiene un desarrollo tardío del habla, o bien pierde la capacidad que tenía para decir palabras u oraciones.
  • No puede mantener ni iniciar una conversación o, tal vez, inicia una solamente para pedir algo o nombrar elementos.
  • Habla con tono o ritmo anormal y es posible que utilice una voz cantarina o que hable como un robot.
  • Repite palabras o frases textuales, pero no comprende cómo usarlas.
  • No parece entender preguntas o indicaciones simples.
  • No expresa emociones ni sentimientos y parece no ser consciente de los sentimientos de los demás.
  • No señala ni trae objetos para compartir sus intereses.
  • Aborda interacciones sociales de forma inadecuada comportándose de manera pasiva, agresiva o perturbadora.
  • Tiene dificultad para reconocer señales no verbales, como la interpretación de las expresiones faciales de otras personas, las posturas corporales o el tono de voz.

Patrones de comportamiento
Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista puede tener intereses, actividades o patrones de comportamiento repetitivos y limitados, e incluso presentar cualquiera de los siguientes signos:

  • Realiza movimientos repetitivos, como balancearse, girar o aletear con las manos.
  • Realiza actividades que podrían causarle daño, como morderse o golpearse la cabeza.
  • Desarrolla rutinas o rituales específicos y se altera con el mínimo cambio.
  • Tiene problemas con la coordinación o muestra patrones de movimientos extraños, como caminar en puntas de pie, y muestra un lenguaje corporal extraño, rígido o exagerado.
  • Se deslumbra con los detalles de un objeto, como las ruedas que giran en un auto de juguete, pero no entiende el propósito general o el funcionamiento del objeto.
  • Es más sensible que lo habitual a la luz, el sonido o el contacto físico, pero puede ser indiferente al dolor o la temperatura.
  • No participa en juegos de imitación o de simulación.
  • Se obsesiona con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración particular.
  • Tiene preferencias específicas con respecto a los alimentos, como comer solamente unos pocos alimentos o no comer alimentos con una determinada textura.

A medida que maduran, algunos niños con trastornos del espectro autista socializan más con otras personas y muestran menos alteraciones del comportamiento. Algunos, generalmente los que tienen problemas menos graves, con el tiempo pueden llevar una vida normal o casi normal. Sin embargo, otros siguen teniendo dificultades con el lenguaje o las habilidades sociales y, en los años de la adolescencia, sus problemas de comportamiento y emocionales pueden empeorar.

Fuente: Freepik

Cuándo consultar al médico
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y muchos no siguen la cronología exacta que se encuentra en algunos libros sobre crianza. Sin embargo, los niños que padecen trastornos del espectro autista no suelen manifestar signos de retraso en el desarrollo antes de los 2 años.
Si te preocupa el desarrollo de tu hijo o sospechas que puede tener trastornos del espectro autista, coméntale tus inquietudes al médico. Los síntomas de estos trastornos también pueden estar vinculados con otros trastornos del desarrollo.
Los signos del trastorno del espectro autista normalmente aparecen en las primeras etapas del desarrollo cuando se observan retrasos evidentes en las habilidades del lenguaje y las interacciones sociales. El médico podría recomendar pruebas de desarrollo para determinar un posible retraso en las habilidades cognitivas, del lenguaje y sociales de tu hijo si:

  • No responde con una sonrisa o una expresión de felicidad a los 6 meses o antes.
  • No imita sonidos o expresiones faciales a los 9 meses o antes.
  • No balbucea ni hace gorgoritos a los 12 meses o antes.
  • No hace gestos, como señalar o saludar, a los 14 meses o antes.
  • No dice palabras simples a los 16 meses o antes.
  • No juega a juegos «de simulación» o imitación a los 18 meses o antes.
  • No dice frases de dos palabras a los 24 meses o antes.
  • Pierde las habilidades del lenguaje o sociales a cualquier edad.

Factores de riesgo
La cantidad de niños que reciben un diagnóstico de trastornos del espectro autista está aumentando. No está claro si esto se debe a una mejor detección e informe, a un aumento real de la cantidad de casos o a ambos.
Los trastornos del espectro autista afectan a los niños de todas las nacionalidades, pero determinados factores aumentan el riesgo de padecerlos. Estos pueden ser:

  • El sexo de tu hijo. Los niños tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un trastorno del espectro autista que las niñas.
  • Antecedentes familiares. Las familias con un niño con trastorno del espectro autista tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con este trastorno. También es frecuente que los padres o familiares de un niño con trastorno del espectro autista tengan problemas menores con las habilidades sociales y de comunicación, o ciertas conductas típicas de este trastorno.
  • Otros trastornos. Los niños con ciertas afecciones tienen un riesgo mayor de lo normal de presentar un trastorno del espectro autista o síntomas parecidos a los del autismo. Algunos ejemplos son el síndrome del cromosoma X frágil, un trastorno hereditario que causa problemas intelectuales; la esclerosis tuberosa, una enfermedad en la que se forman tumores benignos en el cerebro; y el síndrome de Rett, una enfermedad genética que se produce casi exclusivamente en las niñas y que provoca un crecimiento más lento de la cabeza, incapacidad intelectual y pérdida del uso útil de la mano.
  • Bebés extremadamente prematuros. Los bebés que nacen antes de las 26 semanas de gestación pueden tener un mayor riesgo de padecer un trastorno del espectro autista.</

Blog en colaboración con: MSP. María Gabriela Medrano Ibarra

Fuente: Freepik