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Día Mundial de la Lucha contra la Poliomielitis

Por: Subdirección de Educación Continua del Área de la Salud

La poliomielitis es una enfermedad altamente infecciosa causada por un virus que ataca el sistema nervioso y puede provocar parálisis total en cuestión de horas. Su transmisión se da principalmente de persona a persona a través de la vía fecal-oral o, con menos frecuencia, mediante agua o alimentos contaminados. Una vez dentro del cuerpo, el virus se multiplica en el intestino.

Las secuelas de la polio incluyen deformidades o parálisis en las piernas, atrofia en el torso y problemas respiratorios. Para muchos niños que sufrían de parálisis, la poliomielitis significaba una vida de discapacidad y dolor. Este fue el destino de miles de personas afectadas por este virus, conocido también como “parálisis infantil”, que ha marcado la historia de la humanidad.

Fuente: Freepik

Antecedentes

En 1994, gracias a los esfuerzos conjuntos de trabajadores de la salud, vacunadores, epidemiólogos y el equipo de inmunización de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Región de las Américas fue la primera del mundo en ser certificada como libre de polio por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En México, la poliomielitis fue eliminada en 1990. Sin embargo, debido a la presencia de casos en otros países, el país mantiene una estricta vigilancia epidemiológica, además de la aplicación continua de la vacuna hexavalente en niñas y niños.

En julio de 2022, la poliomielitis volvió a los titulares cuando se detectó un caso en Estados Unidos en un hombre de 20 años no vacunado, diagnosticado con un tipo de virus conocido como “virus derivado de la vacuna de polio” (VDPV, por sus siglas en inglés). Esta cepa está relacionada con el virus vivo atenuado que contiene la vacuna oral contra la polio (OPV).

Síntomas

Aunque la mayoría de las infecciones por poliovirus no generan síntomas, entre 5 y 10 de cada 100 personas infectadas pueden presentar síntomas similares a los de la gripe. En 1 de cada 200 casos, el virus destruye partes del sistema nervioso, provocando parálisis permanente en las piernas o brazos. En casos excepcionales, puede afectar las áreas del cerebro que controlan la respiración, lo que podría causar la muerte.

El período de incubación generalmente es de 7 a 10 días, aunque puede variar entre 4 y 35 días. Hasta el 90% de las personas infectadas presentan síntomas leves o incluso ninguno, lo que hace que la enfermedad pase desapercibida. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, fatiga, dolor de cabeza, vómitos, rigidez en el cuello y dolor en las extremidades. Estos suelen durar entre 2 y 10 días, y la mayoría de las personas se recuperan completamente.

Prevención y tratamiento

La poliomielitis no tiene cura y aunque esto puede ser devastador, la buena noticia es que su prevención es altamente eficaz, mediante la vacunación. Administrar varias dosis de la vacuna antipoliomielítica a un niño le puede brindar protección de por vida. Existen dos tipos de vacunas: la vacuna antipoliomielítica oral y la vacuna antipoliomielítica inactivada. Ambas son seguras y eficaces, y su uso varía según la situación epidemiológica y las necesidades locales, con el fin de proporcionar la mejor protección posible.

Fuente: Freepik

En México, las coberturas de vacunación son altas gracias al programa permanente de inmunización, que incluye la aplicación de la vacuna de poliovirus inactivados trivalente (tIPV) y las dosis adicionales de la vacuna trivalente de poliovirus atenuados tipo Sabin (tOPV), administradas durante las Semanas Nacionales de Salud, dos veces al año.

Asimismo, la vacuna hexavalente, disponible de manera gratuita en todas las clínicas y centros de salud del sector público, no solo previene la poliomielitis, sino también otras enfermedades como difteria, tos ferina, tétanos, hepatitis B, neumonía y meningitis causadas por la bacteria Haemophilus influenzae tipo b.

La vacuna se administra por inyección intramuscular en tres dosis: a los 2, 4 y 6 meses de vida, con un refuerzo a los 18 meses. Si hay retrasos en su aplicación, se puede administrar antes del primer año o hasta los cinco años de edad.

La recomendación más importante es acudir puntualmente a las citas médicas en la unidad de salud para la valoración del desarrollo infantil y mantener al día el esquema con todas las vacunas indicadas para la edad específica, para así poder prevenir esta y muchas más enfermedades en los menores.

Referencias:

Fuente: Freepik