Un golpe que no se cura con pomada.
Por: Coordinación de Difusión y Extensión de la Cultura
¿Cuántas veces hemos visto o escuchado en las noticias los desenlaces fatales de personas que tras sufrir bullying escolar han decidido quitarse la vida? Este es un tema que nos preocupa y también nos debe ocupar pues, con las nuevas tecnologías, el acoso escolar y el ciberbullying se ha convertido en una problemática que puede derivar, incluso, en el suicido.
El bullying es un problema colectivo, no es un problema individual, donde quien la padece está expuesto o expuesta a daños físicos y psicológicos de manera continua; se da, principalmente, en los centros educativos, lugar de convivencia común de los estudiantes. En lo que respecta al ciberbullying, el problema se acrecienta con las redes sociales, medio por el cual el maltrato preciste durante las 24 horas de los siete días de la semana, lo cual deriva en problemas graves de ansiedad, depresión y hasta en intentos de suicidio.
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Lo anterior, convierte a los centros escolares en un ambiente hostil, en donde el agredido está sometido a la ley del silencio; de ahí la importancia de detectar los signos tanto en casa como en las escuelas para dar la alerta y actuar en consecuencia, de acuerdo a los protocolos establecidos para atender esta problemática, que se ha convertido en una verdadera preocupación porque los adolescentes y/o niños afectados no encuentran un lugar seguro para refugiarse.
Actualmente, la problemática se intensifica debido al fácil acceso que se tiene hacia las distintas herramientas tecnológicas que generan nuevas formas de bullying, gracias al acceso a los contenidos que circulan en la red.
De ahí la importancia de fomentar y generar una buena comunicación entre padres, alumnos y profesores, para estar atentos en la detección de las señales de auxilio y, así, evitar un sufrimiento que dejará huellas para toda la vida.
Es de vital importancia enseñar buenos hábitos a los hijos desde pequeños, para que se haga un buen uso de las herramientas tecnológicas y sobre todo, enseñar e inculcar los valores como el respeto y la solidaridad hacia el otro.
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El enemigo silencioso
El acoso escolar es una forma específica de violencia continua entre iguales, caracterizada por una relación de dominio y sumisión con un vínculo de orden emocional presente. No se trata de un hecho aislado, sino que acontece de forma persistente y provoca ansiedad en los participantes.
Los casos de bullying en el mundo se incrementan y, en México, la situación es alarmante: siete de cada 10 niños y adolescentes lo sufren, reportó un estudio oficial de la organización no gubernamental internacional Bullying Sin Fronteras para América Latina y España.
Esta práctica es la causante directa de más de 200 mil fallecimientos cada año, por homicidio o inducción al suicidio.
El crecimiento del fenómeno es explosivo en los últimos años: 180 mil casos graves de bullying y ciberbullying en este mismo lapso, colocan a nuestro país dentro de los países con mayor cantidad de sucesos.
En cuanto al ciberbullying, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), informa que 42.3 millones de mujeres mayores de 12 años utilizaron internet en los últimos tres meses, de un total de 81.2 millones de personas. Así, el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA 2021) del INEGI señala que el 21.7% de la población en línea fue víctima de ciberacoso en 2021, afectando a 9.7 millones de mujeres y 8 millones de hombres.
En este sentido, se han identificado, al menos, 20 formas de violencia en línea y aún hay muchas manifestaciones que no se reconocen debido a la sofisticación de las mismas. Las estadísticas muestran que el ciberacoso es mayor en adolescentes de 12 a 19 años (29.9%), mujeres de 20 a 29 años (30%), y mujeres de 30 a 39 años (22.9%).
Fuentes consultadas:
INEGI
https://bullyingsinfronteras.blogspot.com/
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